En los equinoccios de primavera y otoño, el 21 de marzo y el 22 de septiembre, un rayo de sol poniente penetra en el templo iluminando el capitel románico de la Anunciación, un capitel lleno de simbolismo.
Tal espectáculo demuestra los conocimientos de astronomía de los arquitectos los cuales han conseguido convertir este fenómeno en un acto que es seguido por cientos de curiosos que contemplan esta gozosa luz.
Este fenómeno entre lo natural y lo arquitectónico dura aproximadamente cinco minutos y se puede contemplar dos días antes y dos después de la fecha central, siendo a las 5 de la tarde (hora solar) en el Santuario de San Juan de Ortega.
El hecho no es fortuito ya que se ve claramente cómo María se dirige hacia el rayo de luz y no hacia San Gabriel, como hubiera sido lógico, y como es representada en el resto de las Anunciaciones.
El Espíritu Santo se representa bajo la forma de Luz, de gozosa luz fecundante que ilumina el vientre de la Virgen. Con el sol y el capitel nos quisieron transmitir la idea de fecundidad de vida. Es reconocida la fama que tuvo el Santo de hacer fértiles a matrimonios estériles.
En San Juan de Ortega quiere significarse así el tiempo cualificado que sintoniza al hombre con la naturaleza y el universo. Desde la Anunciación del Ángel a María hasta el Nacimiento en este capitel se puede contemplar el Ciclo de la Navidad.
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